Rooibos, rodajas de arándano rojo y aromas de arándano y de vainilla.

Desde Alaska hasta el Cabo de Buena Esperanza, la combinación de arándanos y vainilla cautiva los corazones y los sentidos de los conocedores. Continentes completamente diferentes se encuentran aquí. Afrutado, especiado, con una nota ligeramente amarga que se une al sabor cremoso y dulce, con el resultado de un sabor perfecto, subrayado por el suave sabor del rooibos, perfeccionado por las rebanadas de arándanos brillantes.

El rooibos (Aspalathus linearis) es una planta de origen sudafricano, cuyo nombre es afrikáans, que significa arbusto rojo.

La planta del rooibos  (familia de las legumbres) se cultiva solamente en la región de Cederberg, zona montañosa al noroeste de Ciudad del Cabo. Las hojas del árbol se dejan oxidar al sol y se refiere popularmente a este proceso como una fermentación. la cual le proporciona a la planta el sabor y el color rojo característico. Existe igualmente una producción “no fermentada” (es decir, no oxidada) que se denomina rooibos verde, que posee un color amarillento característico.

A diferencia del te infusionado, no posee cafeína ni alcaloides similares, por lo que pueden tomarlo tanto niños como gente con problemas de hipertensión. Su aporte de nutrientes antioxidantes, ayuda a combatir los radicales libres, que son los principales responsables del proceso de envejecimiento, del estrés metabólico y de muchas enfermedades. Puede mejorar la salud del corazón, reducir el riesgo de cancer y beneficiar a las personas que padecen diabetes. Aplicado tópicamente, tiene efecto calmante en problemas de piel como dermatitis por pañal, el eccema y el acné.