Aporta cantidad de vitaminas como la A, D, E, B1, B2, B6, ácido nicotínico, entre otras. Minerales como hierro, potasio, zinc, plomo, calcio, entre otros, y un alto número de enzimas y aminoácidos; por lo tanto, es un alimento completo.
El polen es un alimento que, de consumirlo entero, nuestro cuerpo no lo digiere ni asimila, por lo que no obtendríamos ningún beneficio para la salud. Por eso, es muy importante ingerirlo en polvo o bien diluido en líquidos que contengan algún tipo de ácido (leche, yogur, zumos...). Como el polen suele venderse en gránulos, podemos molerlo nosotros mismos para tomarlo mezclado, por ejemplo, con uno de los alimentos del desayuno. Muchos naturópatas y nutricionistas recomiendan tomar el polen de manera regular en las épocas de cambio de estación, en especial, en primavera y otoño.